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La Luna


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La Tierra tiene un satélite, la Luna, que describe su órbita a una distancia de 406.610 km en el apogeo y 356.334 km en el perigeo, con una media de 384.400 km, que le dan en el cielo un diámetro aparente que oscila entre 33° 29' y 29° 22'. La Luna es el satélite más grande del sistema Solar en relación al planeta al que pertenece. Su diámetro, una cuarta parte del de la Tierra, es de 3.476 km.

Su masa es de 7,35×1022 kg y su volumen de 2,2×1019 m³, lo que comporta que su gravedad sea sólo el 0,165 respecto a la de la Tierra. Por esta razón no ha podido retener su atmósfera y carece de ella, ya que las moléculas que componen los gases se mueven más rápidamente que la fuerza de liberación necesaria para abandonar su espacio gravitacional. Fuerza que en la Tierra es de 11,80 km/s y en la Luna sólo de 2,37 km/s.

Las teorías sobre la formación del sistema Solar señalan que su origen es incierto y ninguna de las hipótesis apuntadas puede ser descartada. Se ha dicho que quizá Luna y Tierra se formaron como un planeta doble, o que probablemente se desprendiera de la Tierra por la rotación o por otros efectos (mareas, estrellas etc.), aunque esto parece poco posible dados los resultados de las rocas analizadas, o que quizá fue capturada por la Tierra, habiéndose formado en otra región espacial.

La Luna es el cuerpo celeste con mayor albedo, es decir el más brillante en el cielo nocturno; a pesar de que sólo refleja el 7% de la luz solar que recibe, nos ilumina 2.000 veces más que Venus y 2.500 más que Sirio.

En su desplazamiento describe una órbita inclinada 5° 9' respecto a la eclíptica terrestre, en uno de cuyos focos está la Tierra. Ambos planos se cruzan; la línea que los une señala los nodos ascendente y descendente. Esta línea, que es retrógrada y con un período de 18,6 años, es muy importante para determinar la fecha de los eclipses.

Movimientos Lunares

La Luna realiza su movimiento de rotación sobre su propio eje en 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,6 segundos, que es el mismo tiempo que tarda en cubrir, durante la traslación sobre la Tierra, un mes sidéreo, es decir en quedar alineada junto a la Tierra con la misma estrella que un mes atrás y, por tanto, en dar una vuelta a la Tierra, razón por la cual siempre observamos la misma parte de la Luna. Sin embargo, tarda 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2,9 segundos en presentar dos fases lunares iguales, en lo que llamamos mes sinódico o lunación.

Como consecuencia de un relativo aminoramiento de la velocidad de rotación terrestre, a final de siglo el tiempo de rotación será 0,0016 segundos más largo, mientras la Luna se aleja unos 2 m por siglo.

El movimiento propio de la Luna se traduce en un desplazamiento de oeste a este, pero su movimiento aparente se produce de este a oeste, consecuencia del movimiento de rotación de la Tierra.

La máxima superficie de la Luna visible desde la Tierra no es exactamente el 50%, sino que llega hasta el 59%, por un efecto conocido como libración, puesto que la velocidad de rotación de la Luna no es uniforme, influyendo también la posición del observador terrestre y la inclinación de la órbita lunar.

El Relieve Lunar

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Hace unos 4.300 millones de años, la superficie se vio sometida a un bombardeo de meteoritos, que ahondaron grandes cuencas. Desde hace unos 3.000 millones de años la actividad interna es más moderada y la superficie apenas ha sufrido nuevas transformaciones profundas. Se distinguen dos grandes tipos de estructuras: los mares y las tierras.

Los mares son grandes zonas llanas, sin agua, con pocos accidentes, que desde la Tierra se ven de color oscuro, formadas por rellenos con grandes masas de lava sobre cráteres de impacto anteriores, recibiendo los nombres de mar de la Serenidad, océano de las Tempestades, mar de las Lluvias, etc. Se han contado 22, la mayoría visibles desde la Tierra.

Las tierras son de color más claro, y con gran cantidad de accidentes morfológicos, como circos o cráteres lunares, a veces con un pico central, y de cientos de kilómetros, y montañas o cordilleras, que pueden alcanzar los 1.000 km y altitudes de hasta 6.500 m. También existen otros accidentes del relieve como valles y fallas, de origen tectónico.

Morfología y Estructura Lunar

Por su proximidad a la Tierra y su facilidad de observación, la Luna es, después de la Tierra, el astro mejor conocido. En 1959, la nave Lunik III fotografió la cara oculta y, posteriormente, las naves espaciales de la serie Apolo (11, 12, 14, 16 y 17) estadounidenses y la serie Luna soviética han alunizado, recogiendo muestras de materiales y realizando mediciones. El hombre (Neil Armstrong, 21 de julio de 1969) también ha pisado la Luna.

Estructura interna

Gracias a las informaciones recogidas, se ha establecido este modelo:

  • Una corteza, compuesta por varias capas, que abarcan desde los 60 a los 100 km, separadas entre sí por discontinuidades.
  • Un manto interno de unos 1.000 km de grosor.
  • Un núcleo de 700 km de radio, que contiene bastante hierro en estado pastoso, a una temperatura estimada en unos 1.500°C.
  • Las mediciones de temperatura interior han mostrado un incremento de 1,75°C por cada metro de profundidad.
  • Su campo magnético presenta la peculiaridad de que es variable en dirección e intensidad.

Temperatura exterior

El satélite terrestre, al no tener atmósfera, experimenta una gran amplitud térmica que alcanza los 150°C, aunque se han registrado variaciones extremas de hasta 250°C.

Fases

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La Luna no siempre presenta el mismo porcentaje de su superficie iluminada y visible desde la Tierra. El disco lunar presenta diferentes grados de iluminación que se repiten en ciclos conocidos como lunaciones, o meses sinódicos. Los grados de iluminación o fases dependen de la posición relativa del Sol, la Tierra y la propia Luna.

Para realizar el seguimiento de las fases debe partirse de la llamada Luna nueva o novilunio, que se da cuando la Luna, entre el Sol y la Tierra, no es visible porque nos ofrece su cara no iluminada. A medida que pasan los días, la Luna aparece comenzando por una mínima lúnula que va creciendo hasta que a los 7 días, 9 horas, 11 minutos y 0,75 segundos los tres astros forman un ángulo recto, con lo cual la Luna se ve en cuarto creciente. En otro período igual de edad de la Luna (período que ha transcurrido desde la Luna nueva), se llega a la fase de Luna llena o plenilunio; ha tardado 14 días, 18 horas, 22 minutos y 1,5 segundo; desde la Tierra, entre la Luna y el Sol, se puede ver todo el disco lunar iluminado. Desde esta posición, el proceso inverso hará disminuir la parte iluminada hasta llegar al cuarto menguante en 22 días, 3 horas, 33 minutos y 2,2 segundos; en esta fase, la parte iluminada es la que no se veía en el cuarto creciente, porque en el ángulo recto que los tres astros vuelven a formar la posición de la Luna no es la misma. Finalmente, a los 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2,9 segundos se llega al término del mes sinódico y se inicia otra lunación.

Eclipses

Por la combinación del movimiento de los tres astros, Luna, Sol y Tierra, se producen a veces situaciones en que la Luna, observada desde la Tierra, queda oscurecida cuando debería ser bien visible en el cielo. Si la Tierra fuera observada desde la Luna, lógicamente el proceso se produciría igual, pero con la Tierra oscurecida.

Hemos visto que en la fase de Luna llena, la Tierra está emplazada entre la Luna y el Sol y, en la fase de Luna nueva, es la Luna la que se halla en medio de los otros dos astros. De ello podría deducirse que se produce un eclipse de Sol y otro de Luna cada mes, pero en realidad esto no sucede así, ya que la órbita lunar no coincide con la eclíptica (puesto que, como se mencionó, está 5° 9' inclinada), por lo que los eclipses sólo pueden producirse cuando la Luna nueva o la Luna llena tienen lugar en los nodos, o sea en los puntos en donde la órbita lunar corta la eclíptica.

Un eclipse de Luna se produce cuando el satélite penetra total o parcialmente en el cono de sombra que la Tierra proyecta desde su posición intermedia. Se producirá entonces un eclipse total o parcial. A veces, la Luna sólo penetra en la zona de penumbra produciéndose un eclipse penumbral.

Cuando la Luna ocupa la posición intermedia, coincidiendo con los nodos, se producirá sobre la Tierra un eclipse de Sol. Durante el transcurso del eclipse, la Luna no es del todo invisible, sino que se la ve ensombrecida y con cierta iluminación de color anaranjado, porque la atmósfera terrestre dispersa las longitudes de onda azules y, en cambio, refracta las longitudes de onda más largas, como las del rojo, que inciden sobre la Luna.

La Luna se mueve en la zona de sombra, produciendo como mucho tres eclipses al año. Sus eclipses son visibles en toda la zona de la Tierra en que es de noche, a diferencia de los del Sol, que sólo son visibles en una región muy estrecha. Otra diferencia es que el eclipse de Luna no dura sólo unos breves minutos, sino que durante una hora la Luna se va ensombreciendo y aún permanecerá cubierta una hora más aproximadamente.

Las Mareas

De todos son conocidas las oscilaciones del nivel del agua de los océanos a lo largo de día. Consisten en un movimiento alternativo cíclico de ascenso y descenso del nivel del agua, originado en especial por la influencia gravitatoria de la Luna, aunque también del Sol en menor medida.

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