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Júpiter


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Los astrónomos babilonios y griegos ya registraron el movimiento de Júpiter respecto al fondo fijo de las estrellas. Júpiter no es visible todas las noches del año, y algunas veces sólo lo es a partir de medianoche. No es difícil reconocerlo, incluso con unos simples prismáticos, gracias a su luz blanca estable, que no tiene el centelleo propio de las estrellas.

Júpiter tiene cuatro satélites visibles y doce que son demasiado pequeños para ser vistos sin un telescopio de gran aumento. Los viajes espaciales realizados por las sondas Pioneer 10 y 11 y las Voyager 1 y 2 han permitido aumentar nuestros conocimientos sobre este planeta.

Características Generales

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Júpiter es el mayor de los planetas del sistema Solar y el quinto en orden creciente de distancias respecto al Sol.

En las épocas de mayor proximidad a la Tierra se encuentra a una distancia de 584 millones de kilómetros y, en los momentos de máximo alejamiento, a 960 millones. Su diámetro aparente alcanza los 50°, que corresponden a un diámetro ecuatorial de 142.796 km, es decir, 11,2 veces el de la Tierra. Presenta un cierto achatamiento polar de 0,062, con un diámetro de 133.540 km. Su masa, de 1,9×1024 toneladas (1.900.000.000.000.000.000.000.000 ton, es decir, casi dos cuatrillones de toneladas), representa cerca de 2,5 veces la de todos los planetas juntos, lo que le hace desempeñar una influencia importante en la mecánica celeste por las perturbaciones que ejerce sobre las órbitas de los demás planetas. Su densidad, en cambio, sólo es de 1,3, aproximadamente la misma que el agua, cuando la de la Tierra es 5,5 veces superior a la del agua.

Júpiter casi no tiene excentricidad orbital (0,048). Su año dura casi doce de los años terrestres y el día no llega a 10 horas, lo cual determina una velocidad de 12,5 km/s en el ecuador. Su velocidad de giro es 2,5 veces mayor que la de la Tierra. Tres fenómenos llaman la atención: su rotación diferencial, su achatamiento y sus bandas atmosféricas.

Atmósfera

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Está compuesta por hidrógeno en un 82%, un 17% de helio y un 1% de otros componentes, como amoníaco, metano, hidruros, etc.

Presenta una imagen de bandas brillantes y oscuras situadas alternativamente, de forma paralela al ecuador. Son partes fluidas de su atmósfera que, con frecuencia, experimentan cambios de posición y tamaño, por fusión, y que corresponden a formaciones de nubes a distintas alturas, ya que las más brillantes están a unos 25 km por encima del resto, alargándose por efecto de la rotación del planeta. Su coloración puede ser, de menor a mayor altura, azul, castaña, blanca y roja.

El planeta tiene una rotación diferencial, de manera que el material atmosférico, cercano al ecuador, tarda 10 horas en girar, más rápidamente que el resto que, en las zonas norte y sur, necesita cinco minutos más.

Los estudios realizados por las sondas espaciales han permitido saber que Júpiter irradia 2,5 veces más energía que la que recibe del Sol, lo que permite suponer que no es la energía solar el motor de la circulación general atmosférica, sino que es la irradiación interior la que dirige los movimientos de la atmósfera, creando corrientes de convención, en las que las zonas brillantes representan elevaciones de la materia calentada, y las bandas oscuras son fosas en las que la materia cae, tras enfriarse.

Junto a esta circulación vertical hay otra horizontal que crea corrientes de circulación en sentido opuesto, al norte y sur de cada banda brillante, y que pueden alcanzar velocidades de hasta 500 km/h, ocasionando la formación de enormes torbellinos. En la zona ecuatorial hay un viento que circula en dirección oeste-este a 150 m/s; en los polos el viento sopla alternativamente este-oeste, oeste-este.

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El más conocido de estos torbellinos es la gran mancha roja, de forma ovalada, que abarca casi 40.000 km de longitud por 1.500 de latitud, más grande que la Tierra, y que va variando de intensidad de color. No es ninguna montaña; se podría tratar de un huracán gigante, más frío que las nubes que lo rodean, que sobresale 8 km por encima de las capas más altas de la atmósfera y que sigue el movimiento de rotación del planeta.

Estructura Interna

La escasa densidad, sólo de 1,3 g/cm³, implica, necesariamente, una composición a base de hidrógeno y helio, susceptible de tener esa densidad en las condiciones de temperatura y presión que se dan en el planeta. La capa externa estaría formada por hidrógeno y helio (H2 y He) en estado líquido molecular. En la capa intermedia el hidrógeno se comportaría como un metal líquido. El núcleo central, más pesado, atraería al helio, creando así una fuente de calor que podría explicar la fuerte irradiación interna.

La baja densidad, así como la composición interna, junto a la elevada velocidad de rotación, explicarían el considerable achatamiento que presenta el planeta en los polos.

Irradiación Radioeléctrica

Júpiter es una poderosa fuente de radiaciones, lo cual supone disponer de un poderoso rotación. Tiene una polaridad inversa, con el polo magnético sur situado en el polo norte geográfico. Este campo magnético proporciona a Júpiter una magnetosfera muy extensa. Emite también energía procedente de fenómenos eléctricos de su atmósfera.

Anillo de Júpiter

La sonda Voyager 1 ha permitido descubrir que no sólo Saturno y Urano poseen anillos de materia exterior alrededor del planeta. Júpiter también tiene un delgado anillo situado sobre el plano ecuatorial que se extiende en una zona cercana a los 9.000 km de ancho, pero que sólo tiene un espesor de 30 km. Se encuentra a una altura de casi 60.000 km por encima de las formaciones nubosas. Su composición parece que está basada en una mezcla de polvo y hielo.

Satélites de Júpiter

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Debido a su gran masa, Júpiter tiene muchos satélites. Actualmente se le conocen dieciséis. Los cuatro primeros fueron descubiertos por Galileo en 1610, por lo que son conocidos como planetas galileanos; son los más grandes y tienen un papel preponderante. Se llaman: Ío, Europa, Ganimedes y Calisto. Los cuatro tienen dimensiones planetarias y el mayor, Ganimedes, lo es más que el planeta Mercurio. Los catorce restantes fueron descubiertos entre 1892 y 1975. Este complejo sistema jupiteriano es como una réplica reducida del sistema Solar.

La excentricidad orbital y la inclinación de esta órbita sobre el plano ecuatorial de Júpiter aumenta a medida que aumenta la distancia media de estos satélites respecto al planeta. Es peculiar que los satélites VIII, IX, XI y XII giren alrededor del planeta en sentido retrógrado.

De ellos, Ío es muy espectacular. Las sondas Voyager detectaron actividad volcánica, con expulsión de anhídrido sulfuroso y azufre hasta los 300 km de altura, y también una atmósfera compuesta por vapor de sodio e hidrógeno, así como fracturas, cráteres volcánicos y ríos de lava. Este volcanismo es generado por las mareas deformantes inducidas por la masa de Júpiter.

De Europa sólo se distinguen tres cráteres de impacto en una superficie cubierta por una capa espesa de hielo con grietas rellenadas, que tiene unos 100 km.

Ganimedes y Calisto son los satélites que tienen mayor masa, pero menor densidad. Ambos tienen una gran cantidad de cráteres, fallas, etc. Calisto quizá sea el satélite que más masa tiene de todo el sistema Solar.



Si quieres ver una animación de la colisión de cometas de 1994 sobre Júpiter, puedes pinchar aquí. Esta animación fue obtenida en agosto del 2000 desde http://www.ifa.hawaii.edu/~wynnwill/110/Jupiter_comet_animation.mpeg (actualmente no está disponible) y pesa 637 kb.

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